domingo, 15 de mayo de 2011

NUBES. FOTO Y RELATO. 20

            Miramos sin ver,  escuchamos sin oír, vivimos sin sentir. Algún día caducamos, comenzamos a plantearnos que pudimos hacer miles de cosas que no hicimos. Nada va a cambiar a tu alrededor, pero hay miles de placeres que nos estamos perdiendo enmarañados como andamos siempre, perdidos en los sinsabores de lo cotidiano. Llueve, te mojas, diluvia: sin embargo ellas están ahí, el mundo cambia tras su presencia. Después de oler a tierra mojada tras un chaparrón inesperado, vigilan nuestro firmamento.

            Las nubes, con sus diez mil nombres y ramificaciones inundan el cielo de formas y texturas perfiladas que quisiéramos tocar, caprichosas nubes bajo una torre que asemejan humo saliendo de una chimenea. Los colores congelan breves matices: el mundo gira, cambian los vientos, atardecer de ruidosos vencejos hacen que me prive de vuestra presencia.

            Y vuelve a amanecer, nada es igual en el cielo. Hoy luce asombrosamente azul y ha disuelto vuestra desafiante presencia. Pasan los días y volvéis a conquistar el firmamento. Y vosotras, las estrellas, lo pequeño que escapa a nuestra visión. Todo lo que alcanza nuestra vista es un regalo que quien sea ha puesto ahí para nuestro disfrute.

            Debemos empezar a mirar el cielo por placer ahora, antes de que tengamos que hacerlo por necesidad. Aprendamos a hacerlo así ahora que podemos. De aquí a poco todos tendremos tortícolis de tanto mirar hacia arriba. A fin de cuentas, es lo que nos queda: mirar al cielo quien tenga fe, por simple placer estético o porque no nos queda otro remedio.

            A una semana de las elecciones, a ras de ciudad, aquí no hay quien mire a ningún sitio sin tener que volver la vista hacia al cielo o taparse la nariz ante tanta podredumbre política que con la mayor desvergüenza pide que los votemos. Más de un centenar de candidatos de infinidad de partidos están imputados en casos de corrupción según recoge la asociación avaaz.org. Por supuesto, se puede argumentar que con ser imputado no basta: hay que demostrar lo que sea. Y mientras, a río revuelto, ganancia de pescadores. Otra vez más a hacer el imbécil y regalar el voto.

            Pues si se trata de demostrar, vamos a hacerlo: un ejemplo: mi ciudad. En Sevilla, Juan Espadas, el candidato del PSOE a la alcaldía ha sido puesto por decreto. Nadie nos ha explicado por qué se han quitado de en medio a Monteseirín –ni falta que les hace a ellos. Mientras, Mercasevilla apesta, y no precisamente a pescado podrido, sino a corrupción con pensiones vitalicias a amigos concedidas por el partido del señor Griñán. Rodrigo Torrijos, de Izquierda Unida, despilfarrando nuestro dinero en mariscadas en Bruselas. Pide igualdad en sus carteles -¿langosta para todos?-. Juan Ignacio Zoido, candidato del PP, visita barrios arañando el voto del descontento. Mientras, su segundo de a bordo ha sido condenado por agredir a unos menores.









            Una ciudad, un ejemplo más entre miles. O miramos al cielo o con lupa a lo que votamos, si es que aún hay ganas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario