sábado, 30 de abril de 2011

CRÓNICAS DE MEDIA SEMANA SANTA: SÁBADO SANTO Y RESURRECCIÓN. FOTO Y RELATO.19

            Desde el Jueves Santo no ha salido ni una sola cofradía a la calle. La auténtica procesión ha sido la de tramos de cofrades con paraguas a la puerta de los templos. La terquedad de los hechos me ha obligado hasta a cambiar el nombre a estas crónicas: la que padecemos no es más que media Semana Santa, y aún  dudo que haya llegado a ser. No entiendo que pueda consumarse la Semana Santa sin la Madrugá.

            Ante la osadía de la hermandad del Sol de hacer estación de penitencia, me apresuro a salir de casa después de comer para disfrutar de su curioso discurrir por la calle San Fernando. Volvemos a cerrar el círculo como empezamos en vísperas. El Sol es una hermandad  tan nueva que este es su segundo año de estación de penitencia hasta la catedral. Sin embargo, su estampa añeja desde Palos de la Frontera hasta casi la avenida me recuerda imágenes perdidas de la Semana Santa de principios del siglo pasado.
           
            Tienen un estilo único en sus detalles. No se sabe muy bien si es una vuelta consciente a todo lo perdido o simple originalidad. Mientras vamos asimilando tantas novedades, acabamos rendidos ante la evidencia de la idea de conjunto absoluto que quieren transmitir. La estética se cuida hasta el milímetro: todo es profundamente verde o está cuidado al detalle, desde el ruán de sus nazarenos hasta la camiseta bordada con el escudo de la hermandad y las zapatillas negras de todos los costaleros.

            El paso de Cristo Varón de Dolores es una advocación recuperada, así como la Sagrada Conversación, donde la virgen, cuyo manto rodea una ráfaga plateada,  es acompañada bajo palio pintado y con varales de madera de cedro por la Magdalena y San Juan, como ya hiciera en su tiempo la Esperanza de Triana.

            Sobraba cualquier explicación en el momento en que se produjo el pellizco: ante un cielo amenazante, a punto de enfilar el palio la calle San Fernando, Nuestra Señora del Sol lució en una chicotá larga y serena. Ya lo habían hablado entre ellos en su Sagrada Conversación. Entonces por un instante esa virgen se transformó en la Macarena, Nuestra Señora del Patrocinio, la virgen de la Encarnación, Monserrat … , todas las dolorosas que no han podido salir por causa de la lluvia. Los costaleros del Sol ignoraban que llevaban el peso de toda Sevilla en sus costales. Y me cuentan que lo mismo estaba sucediendo al principio de la cofradía con el Varón de los Dolores: hay quien asegura, que este dejó por un momento su imagen alegórica para transformarse en Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, el Cachorro, el Cristo de la Buena Muerte de Los Estudiantes, que la pequeña canastilla se hizo barco para llevar La Exaltación, o el Cristo de las Tres Caídas de Triana.
           















            Hoy ya es Domingo de Resurrección. El Resucitado y la virgen de la Aurora se pasean por Sevilla en un día de sol radiante.  Pero puedo estar tranquilo, mi visión no fue un sueño. Juro que ayer vi a la Macarena en el palio de la virgen del Sol. Ha existido Semana Santa en Sevilla. 

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